Que diríamos en un mundo ideal...
Que como el día de hoy no se vea mas la competencia, que exista un solo detalle de desigualdad y esta es la educación y el trabajo.
Que se diga que el trabajo, no es una distinción del uno con el otro... porque no se vean las diferencias entre si, que el quehacer humano en esencia es el mismo en cualquier parte del mundo, que cualquier función que desempeñe es digno y necesario para el progreso y avance de la humanidad, con tal de que no afecte negativamente a los individuos y al medio en el cual viven, que el elemento básico sea sobre todo la dedicación sincera y absoluta de la persona que lo realiza sobre todo con amor y alegría.
A todo lo que se refiere es simplemente a la palabra trabajo… que es todo quehacer que el ser humano realiza con la finalidad de obtener un bien común a cambio.
Sigo insistiendo en mi mundo ideal... que no exista la competencia, para no ver lo que tanto vemos, ¿siempre fue acaso así? que vemos todo con el más mínimo ánimo de querer ganar estatus y confort cueste lo que cueste y la vida misma se vuelve una tragedia donde no existe la paz y tranquilidad.
Como llegamos a estar aquí en este sistema inagotable. Es acaso que ya nada nos conforma de tantas buenas cosas que existen pretextos para asumir aptitudes de querencias inagotables.
Es que esperamos acaso ser aprobados y por ende ser aceptados… desde que empezamos la escuela y los tres primeros tercios de estudios que hacemos en la vida, nos forman con dudas y desacuerdos de cómo debemos ser en nuestro entorno, a si mismo nos resignamos con lo que otros quieren que hagamos o seamos en nuestro futuro… por creer y evitar ser incompetentes en muchos quehaceres que realizamos en la vida social y funcional para muchas personas que se rigen por obstáculos previos que determinan su personalidad y su conciencia.
Recordemos que el ser humano nace compitiendo con sus congéneres espermáticos, posteriormente la competencia es desde el vientre de la madre y la lucha por querer subsistir es clave para garantizar la sobrevivencia y preservar la especie, no obstante con la religión la sociedad y sus reglas claudican cada sentimiento negativo del ser humano, como son muchos los que se han dejado avasallar con la contrariedad y logran manifestar su frustración utilizándola como arma letal para hacer cosas negativas.
El sentimiento de posesión nos incentiva a querer obtener un bien… y esto se convierte en una competencia saludable, la demanda de trabajo nos garantiza sobrevivencia bajo el recurso de mostrar nuestras habilidades.
Hoy en día recapacitar acerca de lo que realmente nos haría felices, y si nos quedaran como límite de vida un poco de tiempo, y si tendríamos que elegir en ser seres libres de nuestras ambiciones o ser esclavos de nosotros mismos.
- ¿Que creeremos que podríamos elegir? En mi mundo ideal lo aprendido y por aprender me permite pensar que sería bueno vivir cada minuto con verdad y felicidad.
Obra: Renso Castaneda
